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¿A quién pertenecieron las huellas de Jinju?

El descubrimiento de un conjunto de huellas grandes y bien conservadas pertenecientes a un antepasado de los cocodrilos modernos en la Formación Jinju del Cretácico Inferior, en Corea del Sur se acaba de dar a conocer esta semana en la revista Scientific Reports. El estudio titulado Trackway evidence for large bipedal crocodylomorphs from the Cretaceous of Korea sugiere que las huellas halladas, las cuales se pensaba que pudieron pertenecer a pterosaurios gigantes que caminaban sobre dos patas cuando se desplazaban por el suelo, pertenecieron en realidad a una especie extinta de la clase de los saurópsidos.

Huellas de batracopus grandis

Así, durante la excavación en el yacimiento de Sacheon Jahye-ri, cerca de la ciudad de Sacheon, en Corea del Sur, los antropólogos de la Universidad Chinju, Kyung Soo Kim y Martin G. Lockley, descubrieron múltiples conjuntos de huellas pertenecientes a una especie del grupo de los cocodrilomorfos que bautizaron como Batrachopus grandis, y de la cual se afirma que son los ancestros de los actuales cocodrilos, aligatores y gaviales.

Las huellas, con longitudes de entre los 18 y 24 centímetros, y las cuales datan de entre hace 110 y 120 millones de años. son más del doble de grandes que cualquiera de las anteriormente encontradas para ninguna especie de cocodrilomorfo. Según los autores, las claras impresiones del talón de los pies de los animales así como los estrechos rastros dejados por estos indican que claramente fueron realizados por sus extremidades posteriores.

De hecho, el buen estado de las marcas tampoco muestra evidencia de que las huellas traseras de Batrachopus grandis pudieran haber cubierto las marcas dejadas por las extremidades anteriores por lo que resulta muy improbable que este se desplazara con sus 4 patas. "Aunque las huellas estaban por todas partes, no encontramos rastro alguno de huellas correspondientes a las extremidades delanteras" comenta el doctor Anthony Romilio de la Universidad de Queensland.

Es por ello, entre otras razones, que los investigadores sugieren con gran rotundidad que B. grandis era bípedo: una gran sorpresa ya que supone un modo de locomoción nunca antes atribuido a especímenes de esta familia."Eran animales largos que estimamos tenían más de tres metros de longitud" prosigue Romilio. "Estos animales se movían de la misma manera que muchos dinosaurios, pero las huellas no fueron hechas por dinosaurios, y curiosamente los rastros encontrados tienen un aspecto muy estrecho, como si se tratase de un cocodrilo que se balancea sobre una cuerda floja. Cuando unimos todas estas pistas con la falta de marcas de arrastre de cola, se hizo evidente que estas criaturas se movían de forma bípeda", añade el investigador.

Previa a la hipótesis que Kim y sus colegas defienden en su artículo, se había considerado la posibilidad de que dichas huellas pudieran haber pertenecido a alguna de las grandes especies de pterosarios gigantes que, con hasta 15 metros de envergadura alar poblaron la Tierra durante el mesozoico.

Pterosaurio del género Anhanguera

El consenso entre los expertos respecto al modo de locomoción terrestre de estos colosos de los cielos, defiende que estos se desplazaban sobre sus 4 extremidades cuando caminaban sobre tierra firme. Contadas excepciones como a las que apuntaban erróneamente las huellas de Sacheon Jahye-ri, sugerían por otra parte la posibilidad de que los pterosaurios se desplazaran únicamente sobre sus extremidades traseras. Sin embargo, este nuevo descubrimiento respalda el consenso general de aquellos que estudian el pasado de los pterosaurios y refuerzan la hipótesis de que caminaron usando las cuatro extremidades, al mismo tiempo que nos cuentan que los cocodrilos tuvieron un pariente lejano que se desplazaban sobre dos.