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Andar de nuevo

Apasionado de la escalada y amante de los deportes extremos, el francés Grégoire Courtine, especialista en neurorrehabilitación de 44 años, ha experimentado muchísimas veces y de primera mano cuán importante es el movimiento en la vida. Por ello, este profesor asociado del Centro de Neuroprotésica en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, centra sus esfuerzos desde hace tiempo en el tratamiento de lesiones medulares. Tras pasar años investigando maneras novedosas de revertir esos daños, ha logrado un invento revolucionario que ha sido reconocido también con un Premio Rolex a la Iniciativa 2019.

Lo ha hecho desde su start-up GTX Medical y se trata de una especie de «puente electrónico» con el que se hace un bypass en el lugar de la lesión de la columna vertebral, posibilitando que el cerebro de los pacientes con lesiones medulares vuelva a asumir el control de las piernas y permitiéndoles caminar. «Es un puente neuroprotésico que se implanta entre el cerebro y la médula espinal lumbar del paciente –explica Courtine–. Con ayuda de tecnología inalámbrica, este sistema transmite señales desde el cerebro, encargado del control del movimiento voluntario, hasta las piernas a través de una estimulación eléctrica de la parte inferior de la médula espinal, y contribuye a que los nervios espinales dañados se recuperen».

Cuando se ordena que los electrodos envíen señales eléctricas a los músculos de las piernas estas activan áreas de la médula que reproducen las señales que el cerebro envía para caminar.

En el auditorio del cuartel general de National Geographic, en Washington D.C., donde Courtine acudió a presentar su proyecto junto a los otros cuatro Laureados Rolex, el científico explicó que cuando se ordena que los electrodos envíen señales eléctricas a los músculos de las piernas (por ejemplo, desde una tablet), estas activan áreas de la médula que reproducen las señales que el cerebro envía para caminar. Hasta el momento, ese sistema pionero ha permitido recuperar la capacidad de andar a tres hombres que llevaban paralizados de cintura para abajo más de cuatro años. Tras una semana de sesiones, pudieron ponerse de pie y caminar con andadores, y después de cinco meses de fisioterapia y de entrenarse con ese puente eléctrico, fueron capaces de controlar voluntariamente los músculos de sus piernas y andar durante una hora sin agotamiento muscular. Hoy pueden permanecer de pie y avanzar distancias cortas con la ayuda de unas muletas.

Un aspecto fabuloso de este sistema de estimulación a través de electrodos es que, por lo que parece, no solo consigue hacer efectiva la orden cerebral de moverse. Todo indica que la propia estimulación podría estar reconstituyendo las conexiones perdidas entre el cerebro y la médula espinal, algo que aún está por probarse pero que sería realmente sensacional. Courtine cree que los estimuladores serán más efectivos cuanto más reciente sea la lesión medular, por lo que en su próximo ensayo clínico tratará a tres pacientes que sufren parálisis desde hace aproximadamente un año. «Seguiré desarrollando un tratamiento para la médula espinal hasta que exista una cura», asegura. Sin duda, va por buen camino.