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Esta hormiga está acorazada con una armadura biomineral

La biomineralización es el proceso mediante el cual los organismos vivos producen minerales, muy a menudo para endurecer o hacer más resistentes sus propios tejidos. Para encontrar algunas de las muestras de biomineralización mas antiguas jamás halladas hemos de retroceder hasta hace unos 775 millones de años, momento en que los científicos creen que una docena de organismos empezaron a producir las primeras estructuras de calcio, carbonato o sílice para defenderse de los depredadores: un paso fundamental en la evolución para los organismos eucariotas en el que quedarían vinculados hasta ahora los ciclos biológicos y geoquímicos de la Tierra.

Desde entonces el proceso de biomineralización ha tomando diversas formas, dando lugar desde los huesos que conforman nuestro cuerpo y dientes, pasando por las conchas de los moluscos, hasta los corales más diversos del fondo marino.

Otra de las formas más conocidas de biomineralización podemos encontrarlas en las estructuras que recubren, protegen y soportan el cuerpo de diversos animales como los crustáceos. Este tipo de exoesqueletos mineralizados habían sido observados en las langostas y otros tipos de especies marinas, sin embargo nunca en insectos, cuyos exoesqueletos están generalmente formados por quitina.

Acromyrmex echinatior

Y decimos generalmente, porque un reciente estudio dirigido por el entomólogo de la universidad de Wisconsin-Madison, Cameron Currie, acaba de dar a conocer el descubrimiento de una armadura de calcita rica en magnesio hallada por primera vez en un insecto, la cual se superpone a los exoesqueletos de las obreras de Acromyrmex echinatior, una especie de hormiga cortadora de hojas nativa de Centroamérica.

El equipo de Currie encontró que dicha armadura se desarrolla a medida que las hormigas maduran cubriendo casi todo su cuerpo, lo que aumenta significativamente la dureza de su exoesqueleto. Los investigadores también observaron que las hormigas obreras con los exoesqueletos biomineralizados tenían más probabilidades de sobrevivir a los frecuentes encuentros con las hormigas soldado de la especie Atta cephalotes, otro tipo de hormiga cortadora de hojas con la que comparten ecosistema. Del mismo modo, los científicos observaron que dicha armadura no cumplía únicamente con una sola función, si no que esta también ayudó a Acromyrmex echinatior a protegerse contra la infección de Metarhizium anisopliae, un hongo muy agresivo con los insectos capaz de romper las cutículas de sus exoesqueletos y cada vez más empleado en el control de plagas. "Todo ello se traduce en un incremento de la supervivencia de A. Echinator, lo que demuestra la eficiencia protectora de esta armadura biomineral de calcio y magnesio" comenta Currie

Cucaracha atacada por el hongo Metarhizium anisopliae

Currie y los coautores de estudio, publicado hace unos años en la revista Nature bajo el título Biomineral armor in leaf-cutter ants concluyen que el descubrimiento de esta armadura en una especie de insecto tan relativamente bien estudiada sugiere que este tipo de estructuras podría estar mucho más extendida de lo que se pensaba anteriormente.