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Font Vella y Lanjarón reciben el certificado ‘B Corp’ por su compromiso con el medio ambiente

Los méritos de una empresa no residen únicamente en su longevidad y su historia, sino que son los hechos los que marcan la diferencia. Y precisamente gracias a su compromiso medioambiental dos de las principales empresas del sector del agua en España, Font Vella y Lanjarón, acaban de recibir el sello B Corp. Según los certificadores, ambas se consideran agentes del cambio que, desde su posición de empresas, han sabido crear valor en la sociedad combinando la creación de riqueza económica con la creación de riqueza social para lograr un futuro más justo pensando siempre en el medio ambiente.

El movimiento B Corp es una forma de incrustar los objetivos de desarrollo sostenible en las empresas, algo cada vez más necesario de cara a crear un futuro sostenible.

El sello de la transformación sostenible

Sobre el papel todo es realmente idílico, pero, ¿qué significa recibir el certificado B Corp? ¿Qué rodea a este sello? B Corp es un movimiento mundial que aúna a pequeñas y grandes empresas que usan la fuerza de los negocios y su potencial para generar un cambio social, económico y medio ambiental. El objetivo es claro: que las empresas sean capaces de medir su impacto social y ambiental de la misma manera que miden su impacto económico. O, lo que es lo mismo, que tengan igual de en cuenta las consecuencias que tienen sus acciones para el planeta -y su intención de remitirlas- de misma manera que se preocupan de sus ingresos. El director de Aguas Danone en España, François-Xavier Lacroix, lo define como “el motor para la transformación sostenible y la forma con la que contribuir a un futuro más comprometido con el medio”.

El futuro requiere de cambio de paradigma en el que las compañías aporten soluciones globales siendo conscientes de su responsabilidad en el futuro del planeta.

Por ahora, son pocas las empresas que han aceptado este compromiso. Se trata de un cambio de paradigma en el que las compañías deben encontrar soluciones a gran escala integrando su responsabilidad y compromiso, para con el medio ambiente y los ciudadanos, en los impactos de la sociedad. Por ejemplo, a partir de ahora, los accionistas de estas empresas podrán pedir, además de información financiera, datos sobre la forma en la que trabajan a nivel social o medio ambiental. Una información que hasta hace poco tiempo no era de interés público, pero que en la actualidad se ha convertido en un importante valor. O lo que es lo mismo: el movimiento B Corp es un tipo de brújula que ayuda a marcar el buen rumbo de la actividad de una empresa y su retorno social, una forma de incrustar los objetivos de desarrollo sostenible en las cuentas de resultados de una empresa.

Aguas sostenibles

El manantial Salud en las cumbres de Sierra Nevada, en el caso de Lanjarón, y el de Sacalm en Sant Hilari Sacalm (Girona), en el caso de Font Vella, son las fuentes de la materia prima del agua de estas dos marcas. Y cuidar el medio dónde lo obtienen ha sido esencial para obtener la certificación ambiental B Corp. Su filosofía entorno al agua, su única “materia prima”, se centra en cuidar todo el proceso y todos los agentes que intervienen en él. Para ello, cada día analizan su calidad para conocer de cerca el estado de sus manantiales, hacer un uso responsable de su calidad y cantidad y medir sus emisiones de CO2. Todo ello con el fin último de mantener la pureza de sus recursos y de impactar de manera positiva en el ecosistema a través de toda la cadena de valor.

Se trata de no tener un impacto en estas zonas y de crear una estructura que potencie la biodiversidad de cada área. Es decir, teniendo un impacto positivo que preserve y reduzca la huella que las empresas tienen en ellos, sumando biodiversidad y no restándosela a la Tierra.

Proyectos de futuro

De esta forma de pensar y actuar surgen varios proyectos con los que Aguas Danone, la empresa global que agrupa ambas marcas, busca fomentar la biodiversidad de las zonas de sus manantiales preservando el ciclo del agua de la naturaleza. A este respecto, conseguir ser una empresa con cero emisiones en 2030, llevar a cabo varias campañas de sensibilización medioambiental o liderar iniciativas contra el abandono de residuos desde 2017 son algunos buenos ejemplos de la mentalidad de futuro de la compañía.

Varios proyectos de Aguas Danone buscan fomentar la biodiversidad de las zonas de sus manantiales preservando el ciclo del agua de la naturaleza.

Como apunta Carolina Blázquez, Directora de Innovacción y Sostenibilidad de la firma Ecoalf, “es muy importante ver cómo un negocio no sólo obtiene beneficios económicos, sino los beneficios que le puede aportar al planeta. En Ecoalf nosotros vemos posibilidades en los que otros ven basura. Vemos oportunidades donde otros no las ven. Esto tiene que ver con la economía circular y la economía regenerativa. Nosotros, desde la Fundación Ecoalf, recogemos la basura del fondo del Mediterráneo utilizando ese plástico para crear materias primas. Hay que ser consciente de que cuanto más vendamos, más plástico podremos sacar el fondo del mar y, por consiguiente, más podremos producir”.

Economía 100% circular

Esta forma de actuar que han adoptado Aguas Danone y Ecoalf, y de su pensamiento crítico para con su propia empresa y la deuda que tiene con el mundo, se refleja muy bien en el objetivo de ambas marcas de lograr ser 100% circular dentro de pocos años.

Esta economía, que surge de la mitigación del impacto de los envases en el medio ambiente, tiene como fin último la preservación y el alargamiento de la vida y el valor de los residuos. Desde el año 2016, la política de envases de Danone ha puesto los cimientos para construir una economía circular, a través de la obtención de materiales sostenibles y la creación de una segunda vida para todos los plásticos. Desde entonces trabajan para diseñar la circularidad de sus productos logrando crear puntos de recolección de plástico -dirigido a la sociedad civil- para después pasar a sus plantas de selección de envases con los que poder determinar su uso correcto en el reciclaje. Una cadena que termina por analizar a la perfección el ecodiseño de sus envases dando lugar a botellas de plástico reciclado provenientes de otros recipientes que minimizan los impactos en todo el ciclo de vida del envase. Esto lo logran rediseñando los formatos, haciendo uso de materiales reciclados y aligerando lo envases.

Y precisamente gracias a este compromiso ambas marcas han apostado por diseños más respetuosos con el medio ambiente. Los envases de Font Vella y Lanjarón son 100% reciclables y ambas marcas han expuesto su claro compromiso por los materiales reciclados: en 2025 Lanjarón quiere usar únicamente plástico 100% reciclado, mientras la gama Font Vella espera llegar al 50% de sus envases.Y ojalá lo consigan, pues es el futuro del planeta el que está en juego.