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Las 10 visitas imprescindibles de Praga

La capital de la República Checa parece sacada directamente de un cuento de hadas al más puro estilo Hermanos Grimm. Sus calles adoquinadas y estrechas, sus callejones y sus cafés y pequeñas tiendas hacen que el visitante se traslade a otro tiempo pasado. Lo cierto que su pequeño tamaño y su gran encanto hacen de Praga una ciudad recurrente para el viajero, uno de esos destinos a los que quieres volver una y otra vez. Pero como siempre hay una primera vez para todo, hay ciertos lugares que el turista no se puede perder en un primer viaje.

A orillas del río Moldava y con apenas 1,2 millones de habitantes, Praga y sus monumentos están marcados por su historia. Capital del reino de Bohemia, primero, y de la antigua Checoslovaquia, después, no hay que dejarla sin visitar la Plaza de la Ciudad Vieja, centro de la vida pública de la ciudad desde tiempos inmemoriales. Es aquí donde se encuentran alguno de los edificios más reconocibles de la ciudad: el Reloj Astronómico, el Ayuntamiento o la iglesia de Nuestra Señora de Týn.

Joyas de una visita a Praga

De camino a la plaza de Wenceslao, otros de los lugares que no hay que perderse en Praga es la Torre de la Pólvora, de estilo gótico y una de las puertas originales de la ciudad. Fuera de la plaza de la Ciudad Vieja, El Clementinum o Biblioteca Clementina se encuentra en medio entre el Puente de Carlos y la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Esta biblioteca es considerada una de las más bellas del mundo y no es para menos, pues es espectacular.

Cruzando el Puente de Carlos y sus 30 estatuas, se llega hasta el Castillo de Praga, vestigio de su pasado histórico y hogar del Callejón del Oro, célebre calle que toma su nombre del siglo XVII, pues aquí vivían los orfebres de la ciudad. No hay que dejar el Castillo sin visitar la Catedral de San Vito, una de las iglesias más importantes de la ciudad.

Ya en el barrio de en el barrio de Malá Strana, la iglesia de San Nicolás es una de las grandes joyas del barroco al norte de los Alpes. De ella, destaca su cúpula, dorada y la más alta de toda Praga. Otros lugares que no se deben dejar de visitar son el Cementerio Judío, en el barrio de Josefov; la cafetería Louvre, donde Kafka y Einstein pasaron largas horas; y el Monte Petřín, desde donde contemplar una de las mejores panorámicas de la ciudad.