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Las costas españolas son especialmente susceptibles a la acumulación de residuos plásticos

El plástico se ha convertido un problema global que no entiende de fronteras y condiciona a diario la vida de muchas especies animales. En la misma semana en la que se han descubierto por primera vez microplásticos a más de 8.400 metros de altura en el monte Everest, Oceana acaba de publicar un informe en el que alerta de la acumulación masiva de plásticos en las costas españolas y del impacto directo que tiene en los ecosistemas marinos.

El 92,4% de las aguas costeras españolas son zonas de gran profundidad (más de 200 metros), lo que convierte a España en el segundo país de la Unión Europea con mayor profundidad de aguas solo por detrás de Portugal. Las costas del país cuentan con una profundidad media de 3.013 metros, llegando hasta los 5.400 metros en la llanura abisal al oeste del Banco de Galicia.

Este hecho favorece la proliferación de ecosistemas únicos, en los que la presencia de escarpes, cañones, arrecifes y montañas submarinas favorecen la presencia de un gran número de especies animales. Sin embargo, estas zonas están amenazadas por el mismo hecho que las hace únicas: su profundidad. La retirada de los residuos plásticos en aguas tan profundas es una tarea cara y casi imposible de llevar a cabo a nivel logístico, haciendo de las aguas españolas un entorno especialmente susceptible a acumular plásticos.

España es el segundo país de la UE con mayor profundidad de aguas por detrás de Portugal.

Las conclusiones del estudio llevado a cabo por la organización conservacionista señalan tres factores clave para entender la susceptibilidad de las aguas españolas a la acumulación de plástico: la gran densidad poblacional de las zonas costeras del país, la presencia de un mar semicerrado como el Mediterráneo y la compleja topografía de las zonas de mayor profundidad.

España no se entiende sin el mar, fuente de vida y principal atractivo turístico del país, pero los datos sugieren que las cantidades de residuos plásticos vertidos en las costas españolas no son sostenibles. En el año 2015, la revista Science publicó un estudio en el que se destacaba que España era el país de la Unión Europea que más residuos plásticos vertía a sus mares, arrojando un total de 126 toneladas diarias de residuos plásticos a sus aguas.

Según los datos de 2015, España se situaba entre los 10 países que más plástico vierte al mar en el mundo.

Además de las grandes cantidades de plástico vertidas a diario a estos entornos, la presencia de un mar semicerrado como el Mediterráneo hace que la retención de los residuos plásticos sea mayor, por lo que al unir este factor a la profundidad de las aguas españolas el resultado es un entorno marino especialmente propenso a retener residuos.

Por lo general, la complejidad logística para llevar a cabo operaciones de limpieza en zonas profundas y la difícil topografía del terreno hacen que el establecimiento de residuos plásticos en las profundidades sea permanente. Además, las bajas temperaturas del agua y la escasa luz solar que llega hasta estas zonas de las costas españolas no solo hacen que los residuos tarden mucho más tiempo en degradarse. Dependiendo del material del plástico, estos residuos pueden permanecer en aguas someras desde décadas a miles de años, pero la situación se agrava en las profundidades, donde tardan mucho más tiempo en degradarse.

Las regiones más amenazadas

En la actualidad, una tercera parte de la población española reside en zonas costeras, que también son las regiones preferidas por el 80% de los turistas que llegan cada año a terreno español. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, España recibió en el año 2019 un total de 83,7 millones de turistas, lo que favorece las concentraciones en las zonas litorales.

Según el estudio de Oceana, las zonas más vulnerables a la acumulación del plástico por su gran valor ecológico son el archipiélago de las Baleares, la región de Murcia y el mar de Alborán, mientras que algunas de las zonas costeras comprendidas en las regiones de Galicia, Cantabria y el País Vasco se sitúan como regiones en riesgo.

La gran variedad de figuras geomorfológicas en las aguas españolas favorecen la proliferación de vida, pero también actúan como trampas de plástico. Ricardo Aguilar, director de Expediciones de Oceana en Europa, lo explica de la siguiente manera: "en quince años de investigación sobre el terreno hemos documentado cientos de localizaciones en aguas españolas y el punto en común entre todas ellas siempre ha sido la presencia de basuras marinas derivadas de la actividad humana. Uno de los peligros más desconocidos es que las estructuras geomorfológicas a gran profundidad actúan como trampas de plástico y convierten a esos ecosistemas en vertederos submarinos".

¿De dónde viene todo ese plástico?

La presencia de grandes ciudades en los entornos costeros españoles es un factor clave que favorece la llegada de residuos plásticos al mar, pero hay que tener en cuenta otros factores: el 80% del plástico que se vierte al mar llega desde tierra, es decir, a través de los ríos, los sistemas de alcantarillado, arrastrados por el viento o tormentas.

Sin embargo, la costa mediterránea es la que presenta unas condiciones más preocupantes: la presencia de grandes núcleos poblacionales, la desembocadura de grandes ríos como el Ebro, el Turia, el Júcar o el Segura, unido al hecho de que el Mediterráneo es un mar semicerrado, hace que aumente la preocupación sobre la llegada de residuos plásticos a sus aguas y su posterior establecimiento durante décadas.

EL 80% del plástico vertido al mar llega desde tierra, mientras que en torno al 20% son residuos vertidos en alta mar.

Natividad Sánchez, directora de la campaña de Plásticos de Oceana en Europa, asegura que el informe muestra que España es especialmente vulnerable ante la amenaza del plástico ysugiere tomar medidas contundentes. "La legislación debe responder a la realidad del país: elevada población en la costa, presión turística, mares semicerrados o profundos. Que no veamos los residuos no significa que no estén ahí, al contrario, los plásticos tienden a acumularse en los ecosistemas de profundidad y pueden tardar siglos en degradarse”, afirma Sánchez.

Oceana ha propuesto una serie de medidas para mitigar la proliferación de tal cantidad de residuos plásticos y atajar frontalmente la problemática de los plásticos de un solo uso, tales como eliminar los recipientes desechables en bares y edificios administrativos, eliminar las anillas de las latas de bebidas o reducir el consumo de toallas húmedas. Con la llegada de la COVID-19, la cantidad de residuos sanitarios como mascarillas o guantes también ha aumentado, por lo que las aguas españolas también se han visto afectadas de manera indirecta.