Estos dos saltamontes hoja con patas semejantes a tallos, llevan su imitación hasta el detalle extremo. Sus manchas marrones y los bordes dentados de su silueta le permiten posarse sobre las ramas para descansar o comer sin llamar la atención. Pero a veces sus mejores esfuerzos por confundirse con el entorno fallan. Su carne, suculenta, rica en proteínas y carente de toxinas, es muy codiciada por monos, aves, lagartos, ranas y serpientes de vista aguda.