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Pompeya: los esqueletos de varios individuos que buscaron refugio en la Casa del Jardín

Los restos esqueléticos de al menos seis individuos, profanados por antiguos tombaroli o saqueadores de tumbas, han aparecido en la estancia más interna de la Casa del Jardín, recientemente excavada en la inexplorada Región V de Pompeya, donde encontraron refugio durante la primera fase de la erupción del Vesubio, caracterizada por la caída del lapilli (pequeños fragmentos sólidos de lava), pero finalmente perecieron durante una violenta corriente piroclástica (como una explosión de gas) que causó el derrumbamiento del techo y de la parte superior del muro norte de la estancia, según detalló ayer en un comunicado el Parque Arqueológico de Pompeya.

El cráneo de una de las víctimas ha aparecido aplastado por las tejas del techo y junto a las extremidades inferiores y superiores de otro individuo, "mientras que los restos de un anillo puesto en el dedo y otros pequeños objetos que reposaban entre las manos, que escaparon del saqueo del lugar, han reaparecido lejos y sin conexión con el resto del cuerpo", señala el comunicado. La Casa del Jardín ha sido rebautizada como la Casa de la Inscripción porque en uno de sus muros se ha descubierto una inscripción en carboncillo que sugiere que la erupción volcánica ocurrió el 24 de octubre y no el 24 de agosto del 79 d.C. Hace unos meses se anunció el hallazgo de otro esqueleto: un fugitivo que murió asfixiado por el flujo piroclástico resultante de la erupción volcánica.

ANSA, la agencia de noticias italiana, explica en un artículo que son cinco los individuos que buscaron refugio en una habitación de la Casa del Jardín: "Con toda probabilidad se trata de los restos de dos mujeres y de tres chicos", ha declarado Massimo Osanna, el director del Parque Arqueológico de Pompeya. La reconstrucción de la historia sería la siguiente: la ceniza llovía en Pompeya desde hacía horas y el lapilli lo había invadido todo, había hundido los techos y bloqueado las calles, por lo que una huida se antojaba impensable; las dos mujeres trataron de sellar la puerta colocando un mueble, pero por desgracia todos murieron como consecuencia del hundimiento del techo, abrasados por la nube piroclástica o por ambas cosas; la cuestión es que posteriormente, mucho antes de que empezaran las excavaciones oficiales de Pompeya en 1748, sus restos esqueléticos fueron parcialmente desmembrados y profanados por aquellos excavadores clandestinos ávidos de tesoros, quienes excavaron un túnel en la ceniza endurecida. Otra prueba de ello es el hallazgo de una moneda fechada en los años 30 del siglo XVII.