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Soledad: edad, género y cultura

Debido a su creciente impacto en las sociedades desarrolladas y en aras de garantizar una mejor compresión de un fenómeno que cada día afecta a más personas en el mundo, la soledad se presenta como un objeto de estudio al que progresivamente se le viene prestando una mayor atención en los últimos años.

Definida como la diferencia entre las relaciones sociales reales mantenidas y las deseadas, la soledad es un fenómeno que contribuye negativamente al bienestar de las personas y presenta un gran impacto en los servicios nacionales de salud y las economías de todo el mundo. De hecho, se estima que el impacto anual de la soledad solo en el Reino Unido supone un coste cercano a los 2.800 millones de euros anuales.

Entender pues qué lleva a algunas personas a sentirse solas y atrapadas en la red silenciosa que teje la soledad es crucial en el desarrollo de estrategias exitosas para prevenir y mitigar los efectos de esta en la sociedad.

Como introducíamos al comienzo de estas lineas, los factores que influyen en la medida en que las personas se sienten más o menos solas son, en términos generales, aquellos que afectan las relaciones sociales deseadas o reales. Dos personas con el mismo número deseado de relaciones cercanas podrían sentirse solas en un grado diferente si no sienten que sus expectativas se están cumpliendo. Pero, ¿qué factores podrían afectar lo que los individuos esperan de sus relaciones sociales?

Edad, género y cultura son 3 factores determinantes en el sentimiento de soledad

Según el estudio Loneliness around the world: Age, gender, and cultural differences in loneliness llevado a cabo por científicos de la Universidad de Exeter, Manchester y Brunel y basado en las respuestas de más de 46.000 participantes en todo el mundo, edad, género y cultura son 3 factores clave. Apoyándose en los datos del estudio BBC Loneliness Experiment llevado a cabo por la cadena de televisión británica, los jóvenes, los hombres y las personas en sociedades "individualistas" reportan niveles más altos de soledad.

"Se trata este de un conjunto de datos muy amplio extraído de la población general, con participantes residentes en 237 países, y con edades comprendidas entre 16 y 99 años. Esto nos brinda una oportunidad única para examinar como afectan género, cultura y edad, así como la interacción entre estos factores, a la experiencia de la soledad" explican los autores del artículo que se publica esta semana en la revista Science Direct.

Según los hallazgos, es más probable que un joven que vive en una sociedad individualista como el Reino Unido o los Estados Unidos se sienta más solo que una mujer mayor en una sociedad colectivista, como China o Brasil. Los resultados también muestran una disminución constante de la soledad a medida que las personas envejecen.

"Al contrario de lo que se puede esperar, la soledad no es un problema exclusivo de las personas mayores", explica Manuela Barreto, profesora de la Universidad de Exeter. "De hecho, las personas más jóvenes reportan mayores sentimientos de soledad", añade. "Dado que la soledad se deriva de la sensación de que las conexiones sociales no son tan buenas como se desea, esto podría deberse a las diferentes expectativas que tienen las personas más jóvenes y mayores" continúa. " Y este patrón de edad que descubrimos parece mantenerse en diversos países y culturas".

"Las personas más jóvenes reportan mayores sentimientos de soledad"

Por su parte, Pamela Qualter, de la Universidad de Manchester, expresa que: "con respecto al género, la evidencia existente es mixta."Existe la creencia de que admitir sentirse solo puede ser especialmente estigmatizante para los hombres. Sin embargo, cuando esta palabra no se usa directamente en las entrevistas, los hombres suelen informar de padecer más soledad que las mujeres. Esto es lo que encontramos".

Gracias al estudio de la BBC los investigadores pudieron también llevar a cabo un análisis sin precedentes de como la cultura afecta a la soledad. "Esto resulta particularmente importante porque la evidencia de las diferencias culturales en la soledad es muy variada y la cultura puede afectar las interacciones sociales reales y deseadas en direcciones opuestas", prosigue Barreto.

"Además, se puede argumentar que admitir sentirse solo también es más estigmatizante en las sociedades individualistas, donde se espera que las personas sean autosuficientes y autónomas. Una vez más, el empleo de fórmulas que no mentaran directamente a la soledad nos permitió mostrar que las personas que viven en sociedades más individualistas reportan más soledad que las personas que viven en sociedades más colectivistas".

Por otro lado,y haciendo especial referencia a la reciente pandemia de COVID-19, Barreto también hace incapié en que se debe prestar especial atención a cómo los cambios sociales podrían estar afectando a los jóvenes."Aunque es cierto que las personas más jóvenes pueden hacer un mejor uso de la tecnología para acceder a las relaciones sociales, también sabemos que cuando esto se hace como un reemplazo, en lugar de una extensión de esas relaciones, no mitiga la soledad", concluye, dejando abierta, quizá para otro estudio, la cuestión de como la tecnología esta influyendo en el modo en que nos relacionamos en el siglo XXI.