No son solo las personas las que cambian con el paso del tiempo, también lo hacen los destinos. Y es que a partir de mayo, cuando comienza a llegar el buen clima, los lugares se ven de otra forma, parece que los colores son más vivos, las calles de las ciudades se animan, apetece sentarse a tomar algo en una terraza, los días se alargan y a naturaleza florece.
Cierto es que como apasionados del viaje también sabemos disfrutar de los destinos en otoño o en invierno; pero, ahora, ¡vamos a dejarnos tentar por climas más templados!