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Comunicarse a gritos, una paradoja muy humana

En los grupos de primates no humanos y otras especies de mamíferos, los gritos se utilizan con frecuencia como una señal de alarma en contextos exclusivamente negativos, véanse conflictos sociales, la presencia de depredadores u otras amenazas ambientales. Por ejemplo, cuenta Yuval Noah Harari en su primer superventas, "De animales a dioses", como en un estudio varios investigadores observaron que los monos verdes empleaban diferentes gritos para alarmar a sus congéneres sobre los diversos peligros que les podían acechar en la selva. Por ejemplo, los zoólogos habían distinguido una llamada que significaba algo parecido a: "¡cuidado, un águila! Otra, en cambio, alertaba de la presencia de un león.

Al grabar y reproducir estas señales de alarma, los investigadores advirtieron como ante la primera, los primates del grupo asentados en los árboles se disponían a bajar ante la presencia de una amenaza aérea. Por el contrario, si el grito reproducido era el de la presencia de un león, los animales se apresuraban a ponerse al resguardo de las copas de los árboles. A lo largo de libro, Harari profundiza en diferentes aspectos en la evolución de las dotes comunicativas del Homo sapiens. De hecho para el autor, uno de los grandes logros que marcan la diferencia entre el ser humano y el resto de primates, se enmarca en lo que él mismo denomina "la revolución cognitiva", que en parte radica en la capacidad de abstracción de nuestra especie y en la habilidad de informar, no solo de las cosas que existen, si no de adentrarse en la posibilidad de lo imaginable. Y así, mientras los primates y otras especies de mamíferos pueden gritar para indicar la presencia de un peligro -"¡¡cuidado, un león!!"-, en cierto momento de nuestra historia, los homos adquirimos la capacidad de entender y compartir ficciones, y por tanto a informar de realidades difusas del estilo: "esta mañana había un león en el recodo del río que perseguía a una manada de bisontes".

Aunque hoy muchos difieran de las ideas de Harari y las aborden con escepticismo, lo cierto es que el autor plantea algunas ideas muy interesantes sobre los caminos seguidos por nuestra especie hasta convertirse en el actual Homo sapiens. Entre ellas, este gran salto comunicativo que se produjo en algún momento de nuestra historia proporcionándonos una nueva ventaja evolutiva. Pero, ¿y si al margen de una comunicación inherentemente humana, mucho más sofisticada, pudiera existir en nuestros propios gritos otro tipo de información de la que no nos hubiéramos percatado, y que nos diferenciase del mismo modo del resto de animales? Esto es precisamente lo que aborda un nuevo estudio que bajo el titulo Neucognitive processing efficiecy for discriminating humans non-alarm rather than alarms scream calls se publica esta semana en la revista PLOS Biology.

Dolor, ira, miedo, placer, tristeza y alegría, las 6 caras del grito humano

Al igual que los monos del pasaje de Harari, los humanos también gritamos cuando tenemos miedo, sentimos una amenaza o debemos alertar de un peligro. De hecho, la mayoría de estudios de sobre la temática, según los autores del presente trabajo, se han centrado en gran medida en estos aspectos relacionados con el miedo. Sin embargo las personas también gritamos cuando sentimos otras emociones como desesperación, alegría o euforia, por lo que según indican desde el equipo dirigido por Sascha Frühholz de la Universidad de Zúrich, el significado y las connotaciones transmitidas por el más amplio rango del grito humano ha pasado mucho más desapercibido.

El actor británico, Alan Bates, en un escena de la película "El grito"

El actor británico, Alan Bates, en un escena de la película "El grito"

Foto: Cordon Press

Si bien dicen que la cara es el espejo del alma, el grito es, quizá, el intento de esta por escapar a cualquier otro lugar. ¿Qué expresamos cuando gritamos, y sobre todo, que es percibido por los demás cuando lo hacemos? Para arrojar luz sobre esta cuestión, Frühholz, experto en neurociencia cognitiva y afectiva y su equipo, diseñaron una serie de 4 experimentos en los que se pidió a 12 participantes que vocalizaran diversos gritos - tanto positivos como negativos- que pudieran ser provocados por diversas situaciones. Posteriormente, un grupo diferente de individuos calificó la naturaleza emocional de los gritos y clasificó estos en diferentes categorías. Todo ello mientras eran sometidos a una prueba de resonancia magnética funcional (fMRI) que, mientras se producían los gritos, obtenía una imagen de lo que estaba ocurriendo en el cerebro de los sujetos estudiados.

Los seres humanos reaccionan con mayor rapidez, precisión y sensibilidad neuronal a los gritos positivos que a los que denotan una situación de alarma

La psicoacústica es la disciplina que estudia la relación entre las características físicas de un estímulo sonoro y la respuesta de carácter psicológico que el mismo provoca en un sujeto. Tras experimento, los resultados revelaron seis tipos de gritos psicoacústicamente distintos, que indicaban dolor, ira, miedo, placer, tristeza y alegría. La sorpresa de los investigadores llegó cuando descubrieron que los oyentes respondieron con mayor rapidez y precisión así como con mayor sensibilidad neuronal a los gritos positivos que a los que denotaban una situación de alarma. De hecho, específicamente, los gritos menos alarmantes provocaron más actividad en muchas regiones cerebrales auditivas y frontales, lo que según los autores "demuestra que los gritos humanos son más diversos en su naturaleza comunicativa y de señalización de lo que con frecuencia se tenía asumido".

Frühholz señala que los resultados del estudio son sorprendentes. "Los investigadores suelen asumir que el sistema cognitivo humano y de los primates está específicamente ajustado para detectar señales de peligro y amenaza en el medio ambiente", explica el autor. "Es la respuesta inherente a un mecanismo de supervivencia". "Hasta ahora suponíamos que este era el propósito principal de la señalización comunicativa en los gritos, pero si bien esto parece cierto para los primates y otras especies animales, la comunicación mediante gritos parece haberse diversificado en gran medida en los humanos, lo que representa un paso evolutivo importante", continúa.

Gritar para señalar emociones positivas como la alegría y el placer extremos es algo exclusivo de nuestra especie

Los humanos comparten con otras especies el potencial para señalar peligro cuando gritan, pero parece que gritar para también señalar emociones positivas como la alegría y el placer extremos es algo exclusivo de nuestra especie. "Señalar y percibir estas emociones positivas en forma de grito parece haber ganado prioridad en los humanos sobre las señales de alarma, un cambio de probablemente se deba a contextos socialmente evolucionados y complejos de los seres humanos", concluye.