El pasado mes de agosto, Raul Mostoslavsky viajó hasta el norte de Utah para acompañar a su esposa durante una maratón. Lo que no sabía era que estaba a punto de tomar una de las mejores imágenes de su vida. "Aunque fuimos únicamente tres días, comprobé el mapa y me di cuenta de que si conducía 6 horas llegaría al Gran Cañón, así que decidimos alquilar un coche, conducir hacia el oeste y pasar la noche allí. Llegamos justo para ver el atardecer y nos fuimos a dormir, pero sabía que esa era probablemente la única noche que pasaría en el Gran Cañón en toda mi vida, por lo que decidí acercarme. Siempre había soñado con fotografiar de noche el Gran Cañón en una noche estrellada.
Llegué justo cuando la tormenta se estaba formando y se veían muchos rayos en el interior de las nubes, así que empecé a jugar con la cámara cuando, de repente, un rayo rompió justo delante mio. Ajusté la cámara hasta que conseguí capturar uno sin que se quemasen las fotos con la larga exposición. A partir de ahí fue disparar sin parar, con la esperanza de capturar al menos un rayo en los 300 disparos que hice. No me lo podía creer cuando comprobé la cámara. Desperté a mi esposa y le dije que acababa de tomar una de las mejores fotografías de mi vida. Tras el pertinente enfado por despertarla, miró a la cámara y asintió. El único secreto fue estar en el lugar preciso en el momento adecuado".