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España pone freno a los plásticos de un solo uso

Hace ahora dos años la Unión Europea aprobó una directiva en la que se se establecía la probición expresa de la comercialización y venta de determinados plásticos de un solo uso para el año 2021. La norma suponía en la práctica un adiós definitivo para algunos artículos comunes, como pajitas, cubiertos, platos, bastoncillos para los oídos, así como plásticos oxodegradables (aquellos que se fragmentan en trozos muy pequeños pero nunca llegan a degradarse).

Pero la ley comunitaria dejaba un margen máximo de dos años para que los países miembros adaptaran su legislación a la nueva normativa: lo que se conoce como 'transposición'.

Ahora, aquella directiva se ha convertido -por fin- en una ley que pondrá definitivamente coto a los estos desechos y limitará la comercialización de productos similares a través de nuevas figuras impositivas. Las medidas entrarán en vigor en España el 1 de enero de 2023.

Prohibida la distribución gratuita de envases no reutilizables

A partir de esa fecha quedará terminantemente prohibida la distribución gratuita de envases no reutilizables, debiéndose cobrar un precio por cada uno de los productos de plástico que se entregue al consumidor, un impuesto medioambiental que deberá quedar reflejado en la factura de forma separada. Además, se obligará a los bares a poner a disposición de los clientes agua del grifo gratis o y buscar alternativas al plástico.

La medida persigue la reducción paulatina de productos de un solo uso, como vasos para bebidas, incluidas sus tapas y tapones, así como recipientes alimentarios destinados al consumo inmediato (como pueden ser los envases de comida para llevar). Además, la ley introduce medidas ideadas para reducir el uso de otros artículos de plástico no compostable no incluidos en la normativa comunitaria (como son los artículos monodosis, las anillas de plástico y las piezas de plástico de sujeción) en aras de su próxima sustitución sustitución por productos de otros materiales.

El Gobierno estima que el 2026 la aplicación de la nueva normativa reduzca el 50% el uso de estos plásticos con respecto a 2022, un porcentaje que espera aumente hasta un 70% para 2030.

Prohibidos los plásticos de un solo uso

Una de las medidas más relevantes es la prohibición expresa de determinados productos plásticos de un solo uso como bastoncillos, pajitas, platos... además de aquellos productos fabricados con materiales oxodegradables, o que contengan microesferas de menos de 5 milímetros de diámetro (muy habituales en la comercialización de muchos productos cosméticos, como geles exfoliantes).

Nuevos diseños

La nueva legislación incluye además nuevas exigencias en cuanto al diseño de productos fabricados con estos materiaels. Por ejemplo, exige que las tapas o tampones queden unido a los recipientes o botellas a las que pertenecen. Además, los envases fabricados con tereftalato de polietileno (PET) deberán contener hasta un 25% de plástico reciclado a partir de 2025, un porcentaje que asciende a un 30% para todas las botellas de bebidas fabricadas con plástico.

Nuevos objetivos de reciclaje

Además de todo lo anterior, la normativa prevé nuevas medidas para fomentar y mejorar el reciclaje, con especial mención a la obligación de la recogida selectiva de bioresiduos domésticos a partir de 2022 para municipios de más de 5.000 habitantes, y a partir de 2024 para el resto de municipios. En lo que refiere al plástico, el texto contempla que para 2023 la recogida selectiva afecte al 77% del peso correspondiente a estos productos en el momento de introducirlos en el mercado, una proporción que deberá aumentar hasta un 90% en 2029.

La normativa se completa con la exigencia de una serie de nuevos requisitos para un listado de productos de uso común, como las toallitas mojadas o productos de higiene femenina. Además, amplia la exigencia de responsabilidades a los productores a las empresas productoras, que deberán informar a los consumidores del impacto medioambiental que generan cuando se retiran de forma incorrecta.

Una ley muy esperada

La urgencia de retirar el plástico de un solo uso ha sido una de las principales demandas de las asociaciones conservacionistas de todo el mundo. Hace años, campañas como #desnudalafruta o acciones como 'Plastick Attack', en la que se mostraban los restos de envoltorios de productos frescos a las puertas de los supermercados, sirvieron para visibilizar un problema que ha acabado encontrando un hueco en la agenda pública. Y no es para menos, pues se calcula que cada año acaban en el mar más de ocho millones de toneladas de este material contaminante.

“La Ley de Residuos puede ser una gran herramienta para atajar la crisis de basura marina que afecta a nuestras aguas, pero para ello debe ir más allá de los mínimos que marca la Unión Europea”, señala Natividad Sánchez, directora de la campaña de plásticos de Oceana en Europa. “La normativa -señala- afecta por igual a Estados miembros con y sin costa. Siendo España el país con mayor biodiversidad marina de la UE y el segundo en superficie marina y en número de turistas, el Congreso debe ocuparse del problema de los plásticos en el mar”.