No son pocos los que encuentran diversión en el terror. De ahí el éxito de diversas sagas de películas de miedo, casas embrujadas y, por supuesto, los parques temáticos. A través de sus imposibles atracciones y espectáculos consiguen elevar la adrenalina del visitante hasta picos insospechados que hacen que quiera volver una y otra vez.
Halloween es una de esas fechas marcadas a fuego en el calendario de los parques temáticos. Es cuando pueden darlo todo en cuanto a miedo se refiere y no dudan en sacar la artillería pesada. A las atracciones -terroríficas ya por sí solas-, se les une una decoración fantasmagórica y espectáculos donde los muertos conviven con los vivos. Es el momento en el que los villanos ganan todas las batallas y en el que todos nos queremos convertir en ellos. Maléfica, Drácula o Frankestein salen de su destierro para convertirse en los protagonistas y ser venerados por todos.