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Humor verde en una letrina del Imperio romano en Turquía

Hace unos 1.800 años esto era una letrina, un retrete colectivo con asientos de mármol o madera para orinar y defecar (y con una canalización de agua limpia) de los que ya no queda rastro, pero sí que se ha conservado una buena parte del mosaico que decoraba el suelo de la letrina, en el que aparecen Narciso y Ganimedes, dos figuras de la mitología grecorromana, en versión humorística. El humor de retrete ya existía en el siglo II d.C. y, aunque la temática de los chistes verdes era otra, el contenido sigue siendo el mismo: picante, erótico y sexual. Solemos percibir la historia como algo serio y respetable, pero esa gente que vivió siglos atrás también se partía de risa. "A veces, cuando excavamos ciudades como esta, olvidamos el factor humano: que fue una ciudad hecha de gente y no sólo de cosas", dice Michael Hoff, de la Universidad de Nebraska-Lincoln, en referencia a la antigua ciudad en la que ha sido realizado el hallazgo, Antiochia ad Cragum, en el sur de Turquía, cuyas excavaciones dirige desde 2005. "Lo que descubrimos son cosas, pero son un recordatorio de que había personas y que tenían sentido del humor. Es un factor humanizante que hace que nuestro hallazgo sea aún más emocionante", expresa en un comunicado de dicha universidad.

Los romanos amaban la risa, el cachondeo y la exageración, prueba de ello es el fresco recientemente descubierto en Pompeya, en el que aparece representado el dios Príapo pesándose el miembro en una balanza. El joven Narciso, hermoso y orgulloso, enamoraba a muchachos y muchachas, según la mitología clásica, pero él rechazaba a todos sus pretendientes, incluida la ninfa Eco, por ello Némesis, la personificación de la venganza, le castigó con un insaciable amor a sí mismo: al inclinarse para beber en una fuente se enamoró de su propia imagen, quedó atrapado por ella y se consumió hasta convertirse en la flor del narciso. En el mosaico de Antiochia ad Cragum, Narciso aparece representado con un aspecto grotesco: la nariz puntiaguda y contemplando con admiración el reflejo de su gran pene, aunque la parte del reflejo no se ha conservado en el mosaico. Ganimedes, dotado de una extraordinaria belleza, fue raptado por Zeus por medio de un águila y se convirtió en su amante y en el escanciador en la mesa de los dioses olímpicos. En la letrina pública de Antiochia ad Cragum, aparentemente construida para los clientes del adyacente complejo de baños romanos, Ganimedes muestra un aspecto siniestro y, a diferencia del mito original, es raptado por una garza de pico alargado que sujeta una esponja o toallita con la que le limpia el pene a Ganimedes, quien lleva un palo en la mano derecha con el que hacía rodar un aro, un juguete muy antiguo.