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La guerra de Rusia y Ucrania llega al espacio

Después de casi tres décadas, la estrecha colaboración espacial entre Rusia y el mundo occidental parece estar llegando a su fin. Mientras aumenta la tensión a causa de la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin, Rusia ha amenazado con estrellar la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) y negarse a lanzar satélites para los países occidentales. Hace unos meses, Rusia hizo estallar uno de sus propios satélites difuntos, creando basura espacial que amenazaba la seguridad de los astronautas de la ISS.

Por lo tanto, la pregunta es: ¿cómo podría repercutir la guerra de Rusia y Ucrania en las operaciones espaciales del futuro y cuáles serían las consecuencias?

Las imágenes desde el espacio se han convertido en un elemento habitual en la cobertura de la invasión de Ucrania, mostrando las tropas avanzando inexorablemente hacia Kiev, Irpin, Mariupol o Járkov.

Aunque el contenido es escalofriante, estas imágenes han sido de gran ayuda para la asediada resistencia ucraniana, ya que gracias a estas han podido averiguar dónde está el enemigo, de dónde viene y su configuración. También son una demostración del nivel de fuerza utilizado por Rusia, expuesto a la vista de todo el mundo.

La importancia de las imágenes por satélite

Hasta hace poco, solo los militares avanzados y algunos países contaban con imágenes por satélite. Sin embargo, hoy en día, las empresas comerciales están captando cada vez más estas imágenes y su potencial podría superar al ejército ruso. La principal ventaja es que, gracias a estas, las empresas pueden proporcionar un apoyo casi militar, evitando la participación bélica de las naciones occidentales en Ucrania.

Hay quienes advierten de un declive del poder espacial de Estados Unidos, sobre todo ante la ambiciosa agenda espacial china y las provocativas maniobras rusas. Pero cualquier estimación del poder espacial debe incluir al sector comercial, en el que las empresas occidentales, y las estadounidenses en particular, llevan ventaja.

SpaceX no solo proporciona imágenes por satélite, sino también comunicaciones. Su fundador, Elon Musk, ha acudido en ayuda de Ucrania dandole terminales que permiten acceder al sistema Starlink, una megaconstelación de satélites que ofrece conexión a Internet de alta velocidad. Si Rusia corta los servicios de Internet y otras formas de comunicación en Ucrania, Starlink podría proporcionar conectividad, dando a los ucranianos un acceso seguro a la información y a la conexión en red.

Sin embargo, existen algunos riesgos. Musk ha advertido recientemente a los usuarios ucranianos de que las terminales Starlink (que son efectivamente antenas parabólicas bidireccionales) pueden hacer que se les identifique.

La nave tripulada Soyuz MS-18 (en primer plano) y la nave de carga Progress 77 acopladas a la Estación Espacial Internacional.

Interferencias rusas

También se ha informado de que Rusia ha interferido la señal GPS de los satélites en el espacio hacia Ucrania. Y que Putin espera que su propio sistema de posicionamiento por satélite GLONASS también sea interferido. Si eso ocurre, se utilizará un sistema terrestre llamado Chayka, basado en una tecnología de radio más antigua. Aunque no es tan preciso como un sistema de satélites, debería ser lo suficientemente bueno para la mayoría de usos que se requieren.

El conflicto también se ha desarrollado de otras formas inesperadas en el ámbito espacial. En una serie de tuits, el director general de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitry Rogozin, advirtió que el fin de la cooperación en la ISS podría provocar que esta se saliera de órbita, posiblemente sobre Estados Unidos o Europa (o China o India), lo que se ha interpretado como una amenaza.

¿Podría caer la ISS sobre la Tierra?

Señaló que las naves de carga rusas Progress son las que proporcionan el empuje para corregir la órbita de la ISS. Sin ellas, la estación espacial caería sobre la atmósfera terrestre, donde la mayor parte se quemaría, aunque algunos trozos podrían sobrevivir y golpear a personas o edificios en la Tierra.

Aunque esto es extremadamente improbable, sobre todo porque actualmente hay cosmonautas rusos a bordo, las declaraciones de Rogozin hicieron saltar todas las alarmas al respecto. En respuesta, Musk dijo que su compañía ayudaría si Rusia retiraba su apoyo y ponía en peligro la Estación Espacial Internacional.

Alternativa al apoyo espacial de Rusia

La cápsula Dragon de SpaceX es actualmente la única otra nave espacial capaz de acoplarse a la ISS y abastecerla, por lo que también podría proporcionar el empuje si fuera necesario. En cualquier caso, esto señala un futuro mucho menos cooperativo en el ámbito espacial, ya que la ISS será desmantelada en breve y Rusia y China se niegan a unirse al programa Artemis, liderado por Estados Unidos, cuyo objetivo es enviar personas a la Luna.

Rusia también ha detenido su ventas de motores de cohetes a Estados Unidos (aunque este país había prohibido su importación hace algunos años) y se niega a lanzar desde sus bases un lote de 36 satélites OneWeb, diseñados para proporcionar servicios de banda ancha de Internet por satélite en todo el mundo, a menos que el gobierno británico se desprenda de su participación en el programa OneWeb, garantizando que no se utilizarán con fines militares. El Reino Unido se ha negado hasta ahora a negociar. OneWeb ya tiene en órbita 428 de los 648 que tiene previstos, y es posible que en el futuro empiece a buscar apoyo de lanzamiento en otros lugares, al igual que muchas otras empresas.

Además, muchos países siguen confiando en Rusia y sus cohetes Soyuz para una serie de lanzamientos con diversas aplicaciones, lo que supone un problema en muchos ámbitos. Sin embargo, SpaceX y otras empresas, y de hecho otros países, son cada vez más capaces de llenar ese vacío, por lo que es probable que esto sea temporal.

El cohete Soyuz-2.1a con la nave espacial Soyuz MS-20.

Destrucción de satélites

Si la competencia continúa, esto podría desembocar en un conflicto. Aunque el uso de armas cinéticas (que destruyen los satélites al chocar con ellos a gran velocidad y que Rusia probó recientemente) parece impensable, no podemos estar seguros de lo que hará Putin a continuación. Además, el uso de este tipo de armas podría crear un aumento de la basura espacial que podría destruir satélites y otras sondas en el espacio, o incluso llover sobre la Tierra. Por eso es importante que las amenazas en el ámbito espacial no vayan a más.

Aunque Rusia tiene una gran experiencia en este ámbito, su poder no es ilimitado. Las amenazas vacías y el deterioro de su fiabilidad como proveedor de lanzamientos no harán más que socavar sus perspectivas de futuro.

Pero lo más importante es que los activos espaciales comerciales occidentales están dando un gran apoyo a los asediados ucranianos. Esto permitirá que los datos y las imágenes importantes lleguen ahí donde se necesitan: a las unidades militares, a los responsables de la toma de decisiones y a la población en general. Dada la cantidad y variedad de satélites que sobrevuelan el país, a Rusia le resultará muy difícil responder.

*Mark Hilborne es profesor de Estudios de Defensa en King's College London. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.