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La historia del descubrimiento de la hepatitis B avanza otro paso

El virus de la hepatitis B (VHB) es un importante problema de salud en todo el mundo y causa cerca de un millón de muertes al año. Su descubrimiento es relativamente reciente, pues se produjo hace medio siglo en Estados Unidos por BS Blumberg y colegas.

Ellos identificaron una causa viral para la hepatitis a la vez que demostraron la existencia de millones de personas infectadas de forma asintomática, pero crónica, que podían ser candidatos potenciales a desarrollar cirrosis hepática e incluso cáncer de hígado.

El interés de los estudios sobre el origen y evolución genética del VHB radica en que, según la Organización Mundial de la Salud, la hepatitis B crónica causa un 40% de los casos de carcinoma hepatocelular. Además, es la segunda causa de mortalidad relacionada con el cáncer a nivel mundial.

La hepatitis B es la segunda causa de mortalidad relacionada con el cáncer a nivel mundial

Los estudios más recientes de ADN antiguo mostraban que el VHB había estado infectando a los humanos durante milenios, pero su diversidad y rutas de dispersión en el pasado siguen siendo en gran medida desconocidas.

Nuevos hallazgos revelan hacia dónde se dispersó el virus

Ahora un nuevo estudio publicado en la revista Science ha rastreado los pasos del virus de la hepatitis B desde la prehistoria hasta el presente y ha aportado importantes datos sobre la historia evolutiva del VHB. El trabajo revela las rutas de diseminación y los cambios en la diversidad viral. El estudio ha sido liderado por Arthur Kocher, investigador del Max Planck Institute for Science of Human History y en él han participado investigadores del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid.

Restos humanos sobre un suelo de cerámicas en la cueva de Els Trocs, San Feliu de Veri / Bisaurri (Huesca).

Desde el equipo de esta Universidad se han aportado sendos individuos hallados en la cueva aragonesa de Els Trocs (Huesca, España), fechados hace 7.300 y 6.500 años e infectados por una de las cepas del VHB que se diseminaron por toda Europa a partir de la llegada de las primeras poblaciones neolíticas.

¿Dónde empezó el virus?

El estudio, avalado por un amplísimo equipo internacional de investigadores, ha examinado también los genomas de 137 individuos euroasiáticos y nativos americanos datados entre hace 10.000 y 400 años. Esta muestra aporta datos concluyentes sobre su historia filogeográfica. Cuenta que su origen, en última instancia, es zoonótico, ya que las secuencias más antiguas del VHB se identificaron en primates no humanos africanos.

Además, al hallarse en poblaciones de ascendencia nativa americana 2 genotipos del virus (de los 9 que se conocen), es posible que todos desciendan de una cepa que estaba infectando a las primeras poblaciones euroasiáticas que colonizaron América entre los 20.000 y 15.000 años antes del presente. Es decir, en la época en la que estas poblaciones divergieron.

El virus pudo ser portado por algunos de los primeros habitantes de América, por lo que las conclusiones del estudio envejecen notablemente el origen del VHB

¿Llegó con la agricultura?

El estudio también demuestra que el virus estaba presente en amplias zonas de Europa hace ya 10.000 años, antes de que se extendiera la agricultura en el continente. Por eso, aunque se cree que muchos patógenos humanos surgieron tras la introducción de la agricultura, esta investigación demuestra que el VHB ya afectaba claramente a las poblaciones prehistóricas de cazadores y recolectores.

Lo más probable es que, tras la transición neolítica en Europa, las cepas del VHB que portaban estas personas fueses sustituidas por nuevas cepas y se propagaran por toda Eurasia en paralelo a la difusión de los grupos agrícolas a partir del Próximo Oriente. Esta expansión, identificada con la variante WENBA, prevalecía en las muestras analizadas hasta el año 3 300 a.C. A partir de entonces, permanecían ausentes.

El colapso y la reaparición del VHB prehistórico

Posteriormente, se produjo una repentina disminución de la diversidad del VHB en Eurasia occidental. Se extendieron dos genotipos diferentes, el A y el D, que habrían estado recluidos hasta entonces en reservorios orientales. Este resurgimiento de cepas ancestrales coincide con importantes cambios culturales.

Entre ellos, la extensión de los Campos de Urnas, el desmoronamiento de las culturas de las Terramare italianas y el colapso en la Edad del Bronce tardío de la mayoría de las sociedades estatales del Mediterráneo oriental y Oriente Próximo.

Estos hechos podrían explicarse, al margen de los acontecimientos climáticos también importantes, por la propagación de enfermedades epidémicas asociadas a cambios sustanciales en la densidad de población y el aumento de las redes trasnregionales, con la consiguiente mayor movilidad humana.

¿Qué cepas circulan en la actualidad?

En la actualidad, la mayor parte de las cepas de VHB que circulan por Eurasia occidental pertenecen a los genotipos A y D y, por tanto, reflejan una parte reciente de su historia filogenética. Sin embargo, los resultados del proyecto muestran que la desaparición del linaje WENBA en torno al año 3 000 a.C. es más aparente que real, pues linajes descendientes de este calado han dado lugar a cepas modernas clasificadas como genotipo G.

Se trata de un genotipo raro y “aberrante” genéticamente, cuya biología no se conoce muy bien. Pero a pesar de ello, se halla distribuido por partes de Europa, América y Asia. Hay una amplia distribución geográfica pero de diversidad genética baja, lo que sugiere una reemergencia reciente tras miles de años de persistencia de bajo nivel.

La mayor prevalencia de este genotipo en pacientes seropositivos y los patrones filodinámicos que indican un fuerte aumento de su diseminación coincidente con la pandemia del VIH lo asocian, posiblemente, a grupos activos sexualmente y a usuarios de drogas inyectables.

En definitiva, esta propia filogenia extraída en la investigación corrobora varias migraciones humanas bien conocidas y eventos demográficos como la expansión del Sapiens al continente americano o la difusión del neolítico desde el Próximo Oriente, pero no otras como las invasiones de la Cultura de Yamna. Una vez más se confirma que conocer y reconstruir la filogeografía y diversidad viral a lo largo del tiempo tiene un gran potencial para completar la comprensión de la historia humana.

*Manuel Rojo Guerra es Catedrático de Prehistoria en la Universidad de Valladolid. Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.