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Las plumas de los dinosaurios podría haber surgido para evitar comportamientos agresivos en el cortejo

Un nuevo estudio publicado en la revista Paleobiology aporta una interesante aproximación a la evolución de las plumas en los dinosaurios aviares, que darían lugar a las primeras aves: según los investigadores de la Universidad de Cambridge, el plumaje habría surgido como un método de competición entre los machos, sustituyendo las violentas luchas por el derecho a aparearse.

Los autores han examinado las heridas en los cráneos de más de 500 terópodos -un grupo de dinosaurios que incluye a grandes carnívoros como el tiranosaurio- que se corresponden con mordeduras por parte de miembros de su misma especie. Este es un comportamiento observado en muchas especies actuales que sirve para establecer la jerarquía y, asociada a esta, el derecho de apareamiento.

¡A dentellada limpia!

El estudio señala que que las marcas de mordeduras en el cráneo son habituales en los terópodos, así como en grupos de animales vivos como los crocodilios. En el caso de los dinosaurios, deducen que están ligadas a la competición sexual por el hecho de que sólo se encuentran en ejemplares maduros. La orientación de las marcas de mordedura sugiere también el probable método de combate, en el que cada individuo intentaría morder lateralmente el cráneo o la mandíbula inferior de su oponente.

Los investigadores hacen notar que este comportamiento no está presente en las aves, los únicos descendientes vivos de los dinosaurios, y sugieren que esta ausencia “puede reflejar una transición desde la ornamentación ósea craneal y agresión intrasexual hacia la evolución de plumas penáceas para la exhibición”, un sistema de jerarquización mucho más seguro. Esto también podría ser un factor importante en el desarrollo de picos sin dientes en los antepasados directos de las aves.

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