La semifinal de los 200 metros lisos de los Juegos Olímpicos de Rio dejó una de las imágenes más icónicas de la historia del deporte entre dos de los mejores velocistas de todos los tiempos: el canadiense Andre de Grasse y el jamaicano Usain Bolt. Los dos se sabían favoritos antes de una carrera que serviría a ambos plusmarquistas para calibrar el estado de forma del rival días antes de la gran final. De Grasse, que fue segundo durante toda la carrera, trató de apretar para alcanzar a Bolt, el récordman mundial.
En su acercamiento, el canadiense miró a Bolt regalándole una sonrisa que fue correspondida por el jamaicano, mostrando la sana rivalidad que existía entre ambos. Los dos se clasificaron para una final en la que Usain Bolt terminaría consiguiendo su tercer oro olímpico en la disciplina de 200 metros lisos. 5 años después, con Bolt retirado, sería de Grasse quien se llevaría el oro en los Juegos Olímpicos de Tokyo, demostrando la supremacía de ambos en la disciplina durante la última década.