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A ellas les gustan cachas

El diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es un marsupial exclusivo de este estado insular australiano. Fiero y robusto, es célebre gracias al personaje Taz de la serie de animación Looney Tunes y sin duda se trata del animal más emblemático de la isla. Aunque son solitarios, los diablos de Tasmania, del tamaño de un perro pequeño, se vuelven muy sociales a la hora de alimentarse:carnívoros y carroñeros(Sarcophilus significa «amante de la carne), comer en grupo les permite desmembrar presas más grandes, nos explica Tamara Keeley, bióloga experta en reproducción animal de la Universidad de Queensland, en Australia. También lo son a la hora de aparearse, lo que hacen una vez al año. «Curiosamente, aunque las hembras solo pueden criar a cuatro bebés de cada camada porque tienen cuatro mamas, paren entre 30 y 40 crías de apenas 30 gramos de peso cada una. Pero solo sobreviven las cuatro que consiguen agarrarse al pezón, al que se mantendrán pegadas casi un año, antes de salir del marsupio», añade Keeley.

Durante la época de reproducción son frecuentes las luchas entre machos, porque las hembras solo sucumben a los encantos de los ejemplares más grandes y dominantes. Pero ni siquiera el vencedor de la batalla tendrá asegurados los favores de la «diabla». Todavía deberá demostrarle que es capaz de someterla, o de lo contrario… de copular, ni hablar. Y cuidadín, porque ellas se muestran superagresivas con los machos que no les gustan. Así que, cuando consiga conquistarla por la fuerza, el bravucón la agarrará del pescuezo para llevársela a su guarida. Allí se aparearán y, mientras a ella le dure el celo, una semana aproximadamente, el diablo la custodiará a sol y sombra y solo saldrán de la cueva para beber agua, algo que ella hará bajo extrema vigilancia: si intenta escapar, él la perseguirá y la arrastrará de vuelta a casa. Pero, como los científicos han comprobado, una camada puede tener varios padres, lo que sugiere que las hembras logran escabullirse frecuentemente de sus captores para aparearse con otros machos. Y es que a las diablas de Tasmania los supermachotes les ponen de lo más.

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OTROS DATOS

Los primeros colonos europeos adjudicaron a este animal el sambenito de diablo después de oír por primera vez sus espeluznantes gruñidos nocturnos. Desde los años noventa la especie sufre el azote de un cáncer facial transmisible que ha causado la muerte del 80 % de los ejemplares. Hoy quedan unos 20.000, y desde 2008 la especie se considera en peligro de extinción.

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Este artículo pertenece al número de Mayo de 2022 de la revista National Geographic.